2. Propuestas de Gestión


2.1 Regulación del tránsito a pie (Fuera de zonas habilitadas para el paseo)

Actuaciones para evitar o corregir la compactación del suelo (comunidad de invertebrados suelo)

El uso peatonal de los parques puede ocasionar, en aquellos casos en que se desvían de los recorridos señalados, problemas de compactación de los suelos. Cuando existe un paso frecuente por una zona verde, se produce una compactación de la estructura edáfica. Esto es porque los suelos desarrollados son porosos, consecuencia de su composición a base de arenas, limos y arcillas de distintos tamaños, y de la actividad biológica (raíces, escarabajos, lombrices, etc.). El paso continuado por una zona verde supone una presión tal sobre el suelo, que termina reduciendo la distancia entre sus materiales y eliminando las oquedades y galerías edáficas que los invertebrados pudieran haber construido. En este nuevo contexto, la fauna del subsuelo se desplazará a otras zonas en las que continuarán su actividad. Mientras, las plantas estarán abocadas a su desaparición, ya que sin poros no se producirá la oxigenación y retención de agua necesarias para sus raíces.

La medida más eficaz para evitar la compactación de los suelos pasa por disuadir a los peatones de recorrer las zonas que quedan fuera de los paseos y sendas señalados. Es frecuente que en los parques urbanos existan vallas que separen las zonas ajardinadas de las zonas de tránsito peatonal. Sin embargo, en los parques forestales rara vez se encuentran estas estructuras, existiendo una mayor movilidad peatonal. En estos casos, la concienciación ciudadana sería la herramienta más poderosa.

Por otro lado, un suelo sin cubierta vegetal es más vulnerable a su compactación. Por ello la presencia de césped y vegetación tiene un efecto positivo, ya que sirven de mecanismo de amortiguación de la presión. Alternativa al césped, menos exigente en cuanto al consumo de agua, es la aplicación al suelo de corteza de pino, hojarasca u otros restos vegetales, que además permiten mantener la humedad del suelo, y son fuente de nutrientes

La compactación es un proceso reversible mediante técnicas mecánicas y biológicas. Estas técnicas consisten en la roturación de los suelos, el aporte de materia orgánica, y la plantación de especies de rápido enraizamiento que ayuden a la construcción de la estructura del suelo.

2.2 Gestión de eventos y otras actividades de ocio

Los eventos y actividades de ocio son actos que atraen, en un momento puntual, a más personas de lo habitual a un espacio (el del parque) por lo general limitado, con capacidad de acogida definida y con unas instalaciones y servicios que no suelen estar acondicionados para la presencia masiva de usuarios.

Cuando se diseña un evento o actividad es recomendable tener en cuenta la capacidad de carga y las posibilidades de espacio habilitado (instalaciones, zonas de uso peatonal, etc.). Un aspecto importante a prestar atención son los momentos de cría y los espacios de nidificación (al menos de las especies más sensibles al contacto humano). Una medida sería señalizar éstos con carteles informativos que disuadan de determinados usos, por ejemplo celebraciones de picnics o eventos de mayor envergadura, en estos espacios y durante unos periodos indicados.

En el desarrollo de las actividades debe primar el respeto y cuidado del entorno en el que se desarrollan. Por ejemplo, colocando, en los casos que así lo requieran, contenedores de basura necesarios para evitar la presencia de residuos en el parque, instalación mesas y bancos para evitar la ocupación de la pradera, y en general cualquier medida dirigida a paliar los impactos que de las actividades de ocio se pudiera generar. Con motivo de preservar las zonas ajardinadas del parque, los espectáculos que tengan una gran afluencia de gente deberían localizarse en zonas habilitadas para ello, y recordar a los asistentes el uso responsable del espacio.

2.3 Regulación del tránsito en bicicleta

El uso de la bicicleta en Madrid es cada vez más extendido. Las zonas verdes son espacios atractivos para su uso, pero en ocasiones la inexistencia de espacios habilitados para su circulación puede generar problemas, especialmente para los peatones. Algunas propuestas básicas para la mejora de su tránsito, consisten en recordar que los ciclistas deben circular por los carriles señalizados para su uso, en los casos en que existan, asimismo, los peatones deben respetar estos espacios y caminar por los paseos y sendas libres de bicis, garantizando de este modo la seguridad y disfrute de todos los usuarios. En las zonas en las que no existan carriles habilitados para el uso de la bici, es necesario que las bicis adapten su ritmo y recorrido a los caminos o sendas existentes, evitando cruzar las zonas verdes o ajardinas, y con ello, la generación de rodaduras y fenómenos de compactación.

2.4 Regulación del uso canino

La presencia de perros en los parques, cuando no están bajo el control de sus dueños, puede generar ciertas molestias a los usuarios y degradación de los espacios verdes. El problema más generalizado es la presencia de heces, resultado de la falta de conciencia cívica de los propietarios que, especialmente en los casos en las que las deposiciones se producen en el espacio ajardinado, no recogen. Otros problemas que provoca la falta de control de los perros por parte de sus dueños, es el destrozo del césped y superficies ajardinadas (al excavar hoyos) y las persecuciones y caza de las aves y otros animales.

La Ordenanza reguladora de la tenencia y protección de los animales, con aplicación en Madrid, especifica entre otras cuestiones que los perros en el espacio público deben ir acompañados y conducidos mediante cadenas o cordones resistentes que permitan su control. Los canes solo podrán estar sueltos en las zonas habilitadas para ello. En los parques y jardines que no cuenten con estos espacios podrán estar sueltos de 20 a 7 horas (desde el 15 de Octubre hasta el 23 de Febrero) y entre 22 a las 7 el resto del año. Los animales no podrán beber ni bañarse en las fuentes públicas. Y se deberá recoger siempre las deyecciones de los mismos.

La ordenanza existente es por tanto suficiente en cuanto a las obligaciones de los dueños de los canes en el espacio público. Letreros recordatorios de estas obligaciones, junto con campañas de educación ambiental, y asegurar el cumplimiento de la normativa deberían terminar con las negligencia cometidas por algunos dueños.

Si bien, los problemas de los perros son bien conocidos por todos, su papel en la generación de biodiversidad del parque puede ser positivo (MacGregor et al. 2011) La presencia de perros en las zonas verdes ahuyenta a las colonias felinas, principal causa de la muerte de aves y otros animales. Esta relación, no obstante no queda demostrada en los parques madrileños, en los que pese a uso frecuente de perros en determinados jardines (como el Retiro), existen importantes asentamientos de colonias felinas.

2.5 Gestión de colonias felinas

Los predadores introducidos se encuentran en densidades muy elevadas en las ciudades debido al interés humano, y pueden reducir considerablemente los efectivos y suponer una fuente de molestias para las aves e incluso algunos pequeños mamíferos (por ejemplo, las ardillas). Una estimación llevada a cabo en Estados Unidos revela cifras de depredación por parte de los gatos urbanos asilvestrados de varios miles de millones (Loss et al. 2013). Esta presión depredadora puede convertir estos ambientes en un sumidero de efectivos procedentes de las zonas naturales adyacentes (Van Heezik et al. 2010). Además su acción predadora suele concentrarse en ciertos tipos de aves, por lo que las que no se ven afectadas pueden alcanzar densidades relativas mucho mayores, mientras que ciertos grupos se ven expuestos a un nivel de predación excesivo (Shochat 2004)

Además, el gran tamaño de las poblaciones felinas supone un problema per se, ya que genera una competencia intraespecífica que deriva en su malnutrición y contagio de enfermedades (solo un 30% de los gatos nacidos en la calle alcanzan la madurez). Otros inconvenientes que ocasionan estas colonias felinas son daños en edificios públicos y privados, y problemas de salubridad en los espacios urbanos en los que residen.

Desde la Comunidad de Madrid y distintas asociaciones de protección de animales, se ha realizado un protocolo de actuación para el control de estas colonias. Este protocolo se basa en la captura de las colonias felinas, su esterilización, y en caso de enfermedades graves, la eutanasia; en último lugar, los cachorros son dados en adopción, y los restantes se envían de vuelta a sus hábitats, tras una limpieza y acondicionamiento de los mismos. Entre los criterios para la reintroducción de las colonias se debe sopesar su relación con los espacios de nidificación, a fin de evitar las posibles relaciones de depredación. Igual de importante es asegurar la nutrición y cuidado de estas colonias, evitando así que se conviertan en una amenaza para las comunidades de aves.

2.6 Gestión de podas y turnos de siega (en herbazales no regados)

Las labores de poda de arbustos debería tender a ser ajustarlas teniendo en cuenta el patrón de floración y fructificación de las especies, de manera que no sean impedidas sino, bien al contrario, fomentadas. Las especies decorativas por sus flores son podadas para propiciar su floración abundante y vistosa, por lo que muchas veces se recortan cuando ésta termina. Esta práctica, si bien beneficia a las aves insectívoras, no lo hace en el caso de las frugívoras-granívoras, pues se impide la fructificación. En zonas verdes donde existe poca producción de frutos sería conveniente podarlos de manera que al menos parte de las flores lleguen a fructificar, o bien retrasar la poda en algunos ejemplares.

madrono

El madroño no necesita una poda regular, por lo que la producción de frutos otoñales no estará comprometida. El aligustre, al contrario, suele estar sujeto a podas frecuentes que impiden su floración. En los casos en los que ésta pueda ser informal (por ejemplo en arbolado de calles), es importante realizarla a finales de invierno-principios de primavera para favorecer la floración, y no volver a repetirla hasta que los frutos no hayan permanecido un tiempo en la planta.

 

 

 

 

La diversidad de especies en la pradera tiene un efecto directo en la diversidad de fauna que puede acoger. Si bien la composición es una importante cuestión de diseño, la planificación de los turnos de siega tiene efectos directos en la variedad de estructuras y épocas de diseminación.

Así, la creación de un mosaico de sectores de pradera con distinta composición y altura incrementaría enormemente la cantidad y variedad de flores y semillas producidas, el rango de invertebrados presentes y, consecuentemente, la capacidad para alimentar aves y pequeños mamíferos. Este mosaico idealmente habría de presentar sectores en los que los ciclos de siega pudieran ser intensivos (las zonas sujetas a mayor uso público), con otros en los que existieran distintas alturas de corte y una floración y diseminación de herbáceas alternativa. Estas parcelas podrían estar sujetas a siega cíclica excepto durante la floración-diseminación primaveral o estival, según la composición elegida (Baines y Smart, 1991).

Para evitar su imagen de aparente descuido, se ha de explicar la intención de ese tipo de gestión mediante carteles o campañas informativas. Igualmente, patrones de composición geométricos o con perímetros curvilíneos transmiten un mensaje de diseño y gestión atenta y esmerada, más fácilmente tolerable por el usuario (Nassauer, 1995).

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Este rincón del Parque del Oeste presenta una superficie de pradera en la que el ciclo de siega ha permitido la floración primaveral de numerosas margaritas.

2.7 Recomendaciones fitosanitarias. (Control tipo de pesticidas y periodos aplicación) / Lucha biológica

La aplicación de sustancias fitosanitarias son necesarias para la aparición de plagas y enfermedades que pudieran mermar la diversidad florística y vegetal de los parques. Las sustancias fitosanitarias, sin embargo, no dejan de ser sustancias de carácter tóxico, debido a ello es fundamental mantener un control sobre su aplicación. Para ello es aconsejable evitar aquellas de amplio espectro que puedan afectar además de a las plagas, a otros invertebrados beneficiosos en el mantenimiento de los espacios verdes (tal puede ser el caso de las mariquitas o abejas), y que son base alimenticia de muchas de las aves que habitan los parques y jardines. En el caso de los herbicidas se debería evitar su uso; la cuestión estética con la que se usa para combatir las llamadas “malas hierbas” no justifica la desaparición de estos hábitats, fundamentales en las relaciones ecológicas con aves e invertebrados.

El uso de pesticidas específicos garantiza su efecto único en las plagas a las que van dirigidas. Optar por aquellos cuya base es un elemento natural (son los llamados insecticidas y fungicidas ecológicos), garantiza su degradación, y movilización hacia los suelos y su consecuente contaminación, además de reducir los tiempos de permanencia en el medio y con ello su capacidad tóxica. En cuanto a la forma de aplicación se debe evitar los de forma granulométrica, ya que pueden ser confundidos con semillas por algunos pájaros. El momento de aplicación debe garantizar la seguridad de las personas y niños, evitar los momentos de mayor concurrencia del parque y las zonas de juego, o advertir sobre la aplicación un tratamiento con plaguicidas para que la población no consuma frutos o, en caso de hacerlo, extremen su precaución.

Actuaciones preventivas para la aparición de plagas se pueden realizar a partir de algunas plantas, como el ajo, el romero, la menta, hierba buena, tomillo, albahaca, entre otras, que alejan a las hormigas, nematodos, polillas, pulgones, mosquito, etc. Otras plantas, en cambio, atraen insectos controladores de plagas (por ejemplo el cultivo de hinojo, borraja o mejorana), lo que a la larga evita la compra y tratamiento de plaguicidas químicos.

Sobre el efecto de los plaguicidas en las comunidades de aves es recomendable el libro “La primavera silenciosa” de Rachel Carlson.

2.8 Gestión de los sistemas y periodos de riego

A grandes rasgos, en las zonas de praderas es más adecuado un sistema por goteo que permita una riego suficiente, en el que el agua puede percolar en el subsuelo sin llegar a producir su encharcamiento (lo que supone la asfixia de las plantas), y la generación de regueros superficial, el excedente que no es asimilado por el suelo forma un pequeño arroyo que acaba en el mejor de los casos en la alcantarilla. En las zonas ajardinadas la actuación por parte de técnicos preparados permite regular el riego a las necesidades hídricas de cada una de las especies vegetales, lo que es a su vez un ahorro de agua y un beneficio para la planta.

2.9 Gestión de árboles senescentes y madera muerta

Se estima que los arboles senescentes y muertos son hogar de una tercera parte de las aves de los bosques españoles. La gestión de los parques y jardines obliga a eliminar la madera muerta y los ejemplares senescentes, para su “limpieza” y sustitución por ejemplares más jóvenes. Estas medidas suponen en realidad una pérdida de un recurso muy interesante por varios motivos.

Estos árboles por lo general acumulan oquedades que son de utilidad para la nidificación de algunas aves, especialmente de pícidos o más comúnmente llamados pájaros carpinteros (pito real, pico picapinos…), pero también rapaces nocturnas (cárabo común, mochuelo, autillo…), algunos paseriformes como el agateador común, que encuentran en los troncos de los árboles más antiguos los mejores lugares para anidar y ocupa los espacios de debajo de las escamas de las cortezas o sobre los troncos. También mamíferos, como los murciélagos, y multitud de invertebrados hacen de las maderas muertas su hábitat.

Las comunidades saprófitas (hongos, bacterias, algunos invertebrados), son descomponedores de madera muerta, que constituye su fuente de alimento. El resultado de esta descomposición es el humus, materia orgánica rica en nutrientes, que se reincorpora al ciclo natural como sustrato para las plantas. Al eliminar la materia muerta se produce un empobrecimiento de los suelos, que se corrige con el abonado anual de estos espacios.

Las labores de retirada de la madera muerta de los parques deberían hacerse teniendo en cuenta la función ecológica que desempeña, sin que ello contravenga cuestiones de seguridad, salubridad y accesibilidad de estos espacios públicos. Esta función ecológica es más evidente en el caso de los parques forestales, que guardan una mayor similitud con los bosques de la península, y que al igual que ellos cuenta con ejemplares de diversas edades y portes, incluidos senescente y maderas muertas. En estos espacios, de carácter más agreste podría plantearse una gestión más laxa de la retirada de maderas muertas y sustitución de arbolado senescente, incentivando de este modo el carácter forestal del parque.

2.10 Gestión de solares y descampados urbanos

Solares y descampados son hoy en día uno de los espacios que pueden albergar mayor oportunidad para el incremento de la biodiversidad. Estos espacios, a priori vacios, son sin embargo interesantes hábitats que acogen un importante número de invertebrados y de especies botánicas de gran valor. Tal es el caso de Hohenackeria polyodon en Entrevías, de Astragalus scorpioides en Delicias, Entrevías y en el parque forestal de Villaverde, y de especies identificadas como muy raras, como Teucrium spinosum, Convolvulus humilis, Klasea flavescens y Geropogon hybridus,

Las principales amenazas que han sufrido y sufren estos espacios son: la construcción urbanística, que ha supuesto la desaparición en Madrid de algunas especies de gran interés botánico; el desconocimiento y el menosprecio que reciben por la ciudadanía y algunos técnicos, lo que lleva a la aplicación de técnicas y procedimientos que lejos de potenciar la pervivencia de esta rica diversidad, llevan a su desaparición o “limpieza” de solares y descampados, especialmente de aquellos ubicados dentro en la trama urbana compacta.

La gestión de estos espacios podría pasar por la no intervención de estos singulares ecosistemas urbanos. Son pequeños ecosistemas naturales que sobreviven en la ciudad, con un papel muy importante para la alimentación de las aves, y hábitat de insectos, mariposas y demás invertebrados cuya relevancia en el medio natural es incuestionable, y con una función social poco valorada.

En el caso de aquellos solares y descampados en los que se ha producido un abandono y evidente deterioro ambiental (convirtiéndose en vertederos y escombreras espontáneos, etc.) su gestión por parte de la ciudadanía se convierte en una oportunidad para su recuperación. El creciente interés de la población, nuevo en España, pero ya con cierto recorrido en otros países de Europa, se manifiesta en la presencia cada vez más extendida de pequeños huertos vecinales, y podría ampliarse (como ocurre en Francia) en la conversión de dichos espacios en jardines compartidos (jardins partagés) y nuevos modelos de zonas verdes urbanas.

2.11 Control de especies exóticas de aves

Las especies exóticas son un problema acuciante en España. Se estima que cerca de 20 especies exóticas se han establecido o están próximas a hacerlo, siendo en la mayoría de los casos invasoras, es decir, tienen una gran capacidad de adaptación al medio y compiten con las especies existentes en cuanto a los recursos (alimenticios, espacios de nidificación, etc.) Las aves exóticas consiguen desplazar a las aves locales por varias causas: mayor tamaño de sus poblaciones (elevada reproductividad), por la transmisión de enfermedades (para las que no tienen capacidad de defensa), por depredación o agresividad, o hibridándose con ellas.

Además de sus efectos en la pérdida de la biodiversidad, las especies exóticas pueden generan importantes daños a la vegetación de los parques, con la pérdida económica que ello implica, y son germen de enfermedades que pueden transmitir al ser humano.

La presencia de estas especies en nuestro país se puede deber a tres causas. La primera, por su introducción cinegética, descuidos en los zoológicos y actividades como la cetrería, o por el abandono o fuga de estas especies de los hogares. Esta última causa es la más común y, quizá también, más compleja de resolver puesto que la legislación tiene un carácter flexible ante la compra de estos animales para uso doméstico.

Las medidas para la gestión de estas especies pasan por una legislación más exigente ante la introducción y cuidado de especies, especialmente en el uso doméstico.

La concienciación ciudadana ante lo que supone la introducción de este tipo de especies en los ecosistemas y los problemas que pueden generar a nivel sanitario y económico. También, realizar tareas de educación dirigidas al cuidado digno de estas especies, que en muchas ocasiones se encuentran en jaulas insuficientes o reciben cuidados inadecuados.

Labores de captura y esterilización y anillamiento, eliminación de nidos y erradicación en los casos donde las especies exóticas hayan alcanzado un número significativo (por ejemplo Cotorras Argentinas, Cotorra de Kramer, etc.)

2.12 Gestión de la iluminación artificial

Dado que la presencia de iluminación artificial crece al mismo ritmo que las ciudades, los criterios de utilidad, seguridad y estética han de combinarse en su diseño con el de mínimo impacto en la fauna. La luz artificial tiene unos efectos sobre la vegetación y la fauna que puede comprometer su supervivencia o su éxito reproductivo. Estos efectos son más relevantes en la fauna de hábitos nocturnos y crepusculares, aunque es bien conocido el canto en plena noche del petirrojo en temporada de cría o la desorientación de aves migradoras como efecto de la contaminación lumínica.

La regla general para iluminar de manera eficiente es ajustar el nivel lumínico al mínimo requerido, utilizar la luz dirigida al área que se quiere iluminar, evitar los solapes entre las proyecciones de luz y respetar ciertos espacios sensibles.

Disminuir la altura de las farolas y ajustar su ángulo de incidencia impide que buena parte del flujo luminoso se escape fuera del área que se necesita iluminar. Se han de seleccionar modelos de baja contaminación lumínica: farolas tipo globo o semiesfera con casquete superior reflectante, con bombilla instalada bajo el casquete y con visera o forma asimétrica. El Instituto de Astrofísica de Canarias pone a disposición del usuario criterios de elección (http://www.iac.es).

El uso de bombillas de espectro limitado es esencial (mínima emisión de rayos UV y en la banda blanca y azul). Las bombillas LED o de vapor de sodio de baja presión se han revelado además como una de las mejores soluciones para reducir el gasto energético.

La iluminación rasante puede ser una buena opción para dirigir la luz hacia los senderos o itinerarios peatonales sin deslumbrar al usuario y utilizando una intensidad lumínica menor. Se deben evitar especialmente los proyectores de suelo. Para destacar monumentos se han de instalar los focos para proyectar la luz de arriba a abajo.

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Respecto a la disposición de las luminarias, se ha de procurar alejarlas de la vegetación o de los lugares más sensibles. En estos espacios se ha de limitar el tiempo de iluminación al mínimo imprescindible o bien optar por la instalación de sensores de presencia que aumenten la intensidad de luz sólo con el paso de transeúntes.

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En las figuras, algunas soluciones de iluminación con mínimo impacto para la vegetación