3. Diseño de Conjuntos Verdes

3.1 Composición y estructura (marcos, estratos, área mínima, texturas)
3.1.1 Modelos para aumentar las poblaciones de Turdus merula y Sylvia atricapilla *
3.1.2 Modelos para aumentar las poblaciones de Troglodytes troglodytes y Luscinia megarhynchos
3.1.3 Modelos para aumentar las poblaciones de aves acuáticas y palustres
3.1.4 Modelos para aumentar las poblaciones de fringílidos
3.1.5 Modelos para aumentar las poblaciones de Sylvia melanocephala
3.2 Incremento de la diversidad compositiva de las formaciones arbóreas y arbustivas (y rastreras, ej hiedra)
3.3 Introducción de especies productoras de frutos (de especial interés para aves frugívoras: Pyracantha, Cotoneaster, Celtis, Rubus, etc.) **

* 3.1.1 Modelos para aumentar las poblaciones de Turdus merula y Sylvia atricapilla.
Modelos compositivos para aumentar las poblaciones de Turdus merula y Sylvia atricapilla.

Figura. Mirlo ♂y Curruca capirotada (♂,♀). Fuente imágenes: los autores

Especies: pueden emplearse arbustos de diversa talla, altos y bajos. Son recomendables por su morfología adecuada para la instalación de nidos o por ser especies productoras de frutos Prunus laurocerassus, Photinia serrulata, Crataegus monogyna, Rosa spp., Rubus spp., Vibburnum tinus o cualquier otro elemento con esta misma característica. Interesa combinar el uso de arbustos de hoja persietente con otras especies de hoja caduda. Las especies de árboles a utilizar son numerosos aunque pueden crearse diseños compositivos de interés estético seleccionado elementos de calidad por su porte o color (Liquidambar styraciflua, Celtis australis, Populus spp., Eleagnus angustifolia, etc.).

Composiciones y estructuras: es interesante crear macizos atrbustivos de cierta densidad combinando especies de diferente porte, morfología y persistencia de hojas. Los elementos armados (Rosa, Pyracantha, etc.) puede ser empleados para canalizar los flujos de tránsito o para dificultar el acceso de algunos predadores. En zonas de elevada frecuentación humana es conveniente en cualquier caso utilizar especies inermes. Estos macizos, de 25-50 m2, deben alternar con pies aislados o corros arbolados. Puntualmente es interesante la existencia de pequeñas praderas regadas, que pueden alternar con superficies tapizadas con Hedera hélix o Lonicera japonica.

Extensión-distribución: un marco-tipo adecuado para este grupo de aves sobre una parcela-tipo de 100m 2 puede ocupar el 25% de su extensión con una masa arbustiva compleja como la señalada en el epígrafe anterior, incorporar un corro arbolado sobre un cuadro de 25 m2 con 1 a 3 pies de Liquidambar styraciflua, Populus nigra o un parche de Eleagnus angustifolia; además, puede incluir una parcela regada o no de 25 m2 y tapaizar la superficie restante con Hedera hélix u otros elementos rastreros, mejor cuanto más rústicos.

Buenas práticas: las estructuras existentes en el Parque del Oeste y las zonas pobladas con arbustos en la Quinta de los Molinos son muy adecuadas para estas especies.

** 3.3 Introducción de especies productoras de frutos (de especial interés para aves frugívoras: Pyracantha, Cotoneaster, Celtis, Rubus, etc.)

La importancia de los frutos de plantas silvestres en la alimentación de las aves ha sido puesta de manifiesto en numerosos trabajos científicos desde hace ya varias décadas (p.e.: Snow y Snow, 1988). En España son muy numerosos los estudios que se han centrado ente este tema, entre otros muchos, los de Hernández (1999, 2000), en los que se señala el consumo de frutos y semillas de Morus nigra por Estornino negro (Sturnus unicolor) y Pinzón vulgar (Fringilla coelebs) y la importancia de algunas especies de arbustos norteños en la dieta del Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) en sus desplazamientos migratorios; por su parte, Herrera (1988) muestra la relación existente entre el tamaño de las poblaciones de aves invernantes en el sur de España y la disponibilidad de frutos; Jornado y Herrera (1981) señalan el frugivorismo de las currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) invernantes en el sur ibérico y Senar y Borrás (2004) caracterizan los patrones de la invernada de aves en la península, destacando a importancia de los frutos durante el otoñó y el invierno.

El trabajo de Herrera (2004), Ecología de los pájaros frugívoros ibéricos, sintetiza algunas de las características básicas de las aves ibéricas consumidoras de frutos, distinguiendo entre frugívoros depredadores y frugívoros legítimos. Los primeros ingieren los frutos descartando la pulpa o las semillas, mientras que los segundos, los frugívoros legítimos, comen la totalidad del fruto, contribuyendo así a la dispersión de las plantas-fuente, al regurgitar o defecar las semillas una vez digerida la pulpa.

Las referencias sobre el interés para las aves de algunas especies de plantas empleadas en jardines y parques también son frecuentes. La utilización de determinadas especies puede favorecer, sin duda, la presencia de un buen número de elementos que se alimentan de frutos. Algunas de estas especies de árboles y arbustos de uso posible en parques y jardines, de interés para las aves frugívoras, son las siguientes:

• Arbutus unedo
• Celtis australis
• Cornus sanguinea
• Cotoneastar spp.
• Crataegus monogyna
• Ficus carica
• Hedera helix
• Ilex aquifolium
• Ligustrum spp.
• Morus nigra
• Morus alba
• Myrtus communis
• Olea europea
• Pittosporum tobira
• Pyracantha spp.
• Rosa spp.
• Rubus spp.
• Sambucus nigra
• Sorbus aucuparia